El Día del Padre, en la Argentina, se celebra el tercer domingo de junio y se origina en una costumbre estadounidense. Regalos y datos para rendirle homenaje.
Para muchos, no es más que una astucia para vender afeitadoras. Para otros, una ocasión para demostrar cuánto queremos a ese hombre al que le debemos nuestro apellido. Es el Día del Padre y se viene festejando cada tercer domingo de junio desde tiempos inmemoriales. Bueno, en realidad, no tanto. Lo cierto es que, en nuestro país, la elección de esa fecha no es tan lejana: hace apenas 50 años –ayer, nomás– que en junio se honra al padre. ¿Y quién es el padre capaz de recibir el honor de representar a todos los padres del mundo? No es San José (el padre terrenal de Jesús), aunque en España y otros países es la fecha elegida (19 de marzo, según el santoral). El elegido tampoco es San Martín, Belgrano, Rivadavia o algún otro eventual Padre de la Patria. No, en el Día del Padre se conmemora a William Jackson Smart. ¿Quién fue este buen señor? Un veterano de la Guerra Civil estadounidense, que enviudó cuando su mujer daba a luz a su sexto hijo. El abnegado Smart se hizo cargo de toda su prole él solo, y ese fue su pasaporte a la inmortalidad. En 1909, una de sus hijas, Sonora Smart Dodd, propuso que el cumpleaños de su padre –19 de junio– fuera elegido como Día del Padre. La idea prendió y en 1966 alcanzó estatus oficial, cuando el entonces presidente Lyndon B. Johnson proclamó la fecha como celebración nacional. Luego se estableció el tercer domingo de junio. Así, la celebración yanqui pasó a festejarse en casi todo el territorio americano.
La resolución no dejó contentos a todos. Antes, la fecha era otra. Más precisamente, el 24 de agosto. Ese día, en 1816, nació Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada, la hija del General José de San Martín. Gracias a un proyecto originado en Mendoza (donde nació Mercedes), en 1956 se dispuso incluir esta fecha como Día del Padre en el calendario escolar. Pero la iniciativa pasó al olvido. La tradición sólo continúa en Mendoza.
También existe un proyecto de ley (aprobado por la Cámara de Diputados en el 2004) que vuelve con la idea de correr el homenaje dos meses adelante. Aunque está más cerca de nuestra idiosincrasia que la de William Smart, muchos comerciantes se oponen. La Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria, por ejemplo, advirtió sobre el “perjuicio comercial” que causaría el cambio.
Entre tanto manoseo de fechas, nombres e intereses económicos, cabe preguntarse qué habría hecho el Libertador en semejante circunstancia. Tal vez, se hubiera vuelto a ir a Europa, a celebrar el Día del Padre el 19 de marzo.